En sus primeros quince días como opositor, el bloque de diputados Frente para la Victoria se mostró activo, con conferencias de prensa, actos y hasta presentaciones penales.

Bajo la conducción de Héctor Recalde, cuestionó la mayoría de las medidas de Macri y hasta limó fisuras entre camporistas y delegados de gobernadores en el rechazo al nombramiento de jueces por decreto.

Pero esa dinámica no motivó a Máximo Kirchner para, al menos una vez, acercarse a la Cámara y poner la cara junto a sus compañeros de bloque.

Y eso que tiene quien lo espere: la veintena de camporistas con banca se reúnen a menudo en la amplia sala de reuniones del tercer piso, acondicionada en 2011 para los mitines de la agrupación de Máximo.

Pero Máximo no va. Sólo apareció para jurar el 4 de diciembre, con suerte dispar ordenó desde Río Gallegos faltar a la sesión preparatoria el 10 y después no se lo vio más.

Recalde nunca lo tuvo en las conferencias de prensa que brindó por el nombramiento de jueces, la conformación de la bicameral sobre DNU o el reciente nombramiento del diputado del PRO Pablo Tonelli como consejero de la Magistratura, en lugar del camporista Marcos Cleri.

Tampoco se lo vio en el acto a favor del Afsca, donde se mostraron caras conocidas del bloque como los ex ministros Axel Kicillof y Julio De Vido, miembros del bando "cristinista" del bloque, que fue mucho más activo que el de los gobernadores pero nunca exhibió al hijo de la presidenta.

La defensa de Cleri fue planeada por Eduardo “Wado” De Pedro, líder de La Cámpora. Al hijo de la ex presidenta el tema le tocaba de cerca, porque entre los nuevos miembros del Consejo de la Magistratura está su cuñada, la senadora Virginia García.

El futuro de Máximo en Diputados es incierto, sobre todo porque está claro que sigue sin gustarle mucho viajar a Buenos Aires, maña que le conocen en La Cámpora, donde los referentes solían bromear sobre la conveniencia de no tenerlo cerca.

Nadie sabe bien si le interesará ocupar comisiones, territorio donde los legisladores opositores históricamente se hicieron sentir. Tampoco es un trabajo que lo seduce.